Paula Balsera y María Berkowitz viajaron hace tres meses a Gaziantep, en Turquía, para trabajar como cooperantes con niños y mujeres y es allí, en el epicentro, desde donde han vivido el terremoto. Han contado en Las Mañanas de RNE que, a pesar del miedo a las réplicas y la incertidumbre, quieren continuar con su labor y por ahora se niegan a volver a España: “Yo he venido aquí para conocer, para aportar y para enseñar lo poco que pueda”, ha señalado María, algo que ahora ve “más necesario que nunca”. Cuentan que las zonas más afectadas han sido las que estaban construidas con materiales menos resistentes y que allí muchas personas han decidido vivir en la calle por miedo.
Sin embargo, la peor parada por el seísmo ha sidoSiria, marcada por una guerra que ya dura12 años y que, como explica nuestra compañera de internacional y excorresponsal, Cristina Sánchez, se encuentra “dividida geográficamente en zonas bajo control gubernamental, y en otras que están en manos de fuerzas opositoras”. Esto supone que, si en el caso de las primeras “15 millones de personas dependen de algún tipo de asistencia y 5 millones están en una situación absolutamente catastrófica”, como indica Cristina, en el caso de las zonas ocupadas por las fuerzas opositoras, el terremoto ha supuesto “directamente un descenso a los infiernos”.
Cuenta que, paradójicamente, las zonas menos afectadas han sido aquellas en las que ya no quedaban edificios y donde tenían que sobrevivir en tiendas de campaña. Para los demás, los que aún conservaban sus casas, la suerte no ha sido la misma. Las ayudas no llegan, por un lado, las Naciones Unidas alegan que el único paso fronterizo con Turquía abierto para la entrada de asistencia internacional ha sido dañado. Por el otro, Bashar al Assad y su Gobierno culpan a occidente de estar frenando la llegada de ayuda internacional, mientras actúa como filtro para toda la asistencia que deba cruzar el país para llegar al noroeste de Siria y la provincia de Idlib, una de las más afectadas. “Por decisiones políticas, por pura geoestrategia, hay gente ahora mismo muriendo bajo los escombros”, ha denunciado la excorresponsal de RNE en Jerusalén.
Mientras tanto, los Cascos Blancos, la defensa civil siria, son quienes se están encargando de rescatar a personas de los edificios, pero como indica Cristina: “falta personal, faltan suministros y faltan médicos”, por no hablar del cansancio del personal que lleva trabajando sin descanso desde el lunes.