En Las mañanas de RNE con Íñigo Alfonso hablamos con Gabriel Heras, médico especialista en Medicina Intensiva y director deProyecto HU-CI para la humanización de los cuidados intensivos. Sobre el impacto de la crisis del coronavirus: "Ni nosotros en las UCI estábamos preparados, ni todos los ciudadanos, ni nadie. Esto es algo histórico para todo. Estamos intentando sobrevivir porque nos está golpeando muy fuerte", admite Heras. Desde el Proyecto HU-CI llevan 6 años reclamando cambios en la asistencia sanitaria sugeridos a través de las familias, los pacientes y los propios profesionales. Cambios como la flexibilización de los horarios y la participación de las familias en los cuidados, mejora en la comunicación, el cuidado del cuidador, la prevención de las secuelas o el acompañamiento en el proceso de morir.
En esta crisis de laCOVID-19, los protocolos exigen un aislamiento muy duro para el paciente y estos necesitan profesionales sensibilizados. "En esta circunstancia todos tenemos hambre de piel. También los propios profesionales sanitarios vivimos del contacto humano y esta pandemia está poniendo de manifiesto todos los déficits que tenía el sistema. Hay que hacer una profunda reflexión en el sistema sanitario porque parece claro que la salud no puede estar en manos de los políticos, tiene que estar en manos de los que estamos a pie de cama".
"La mayoría de la población se imagina la UCI como espacios de muerte, donde hay soledad, tristeza, miedo y aislamiento. La buena noticia es que el 85-90% de las personas que ingresan en cuidados intensivos en España, sobrevive. Hay que cambiar el chip: las unidades de cuidados intensivos dan vida. Lamentablemente la mortalidad con el coronavirus está en torno al 50-60%: una neumonía con coronavirus que provoca un distrés respiratorio es una enfermedad muy grave", cuenta Gabriel Heras.
Desde el Proyecto HUCI han creado una red intrahospitalaria de voluntarios (H-Unidos) para que ninguna familia ni ningún paciente esté solo. Respetando las medidas de confinamiento se puede suplir el acompañamiento de otras maneras. "Podemos usar la tecnología o simplemente transmitir mensajes de cariño y amor, cartas o WhatsApps" dice Heras. También han puesto en marcha un proyecto de atención psicológica para, según afirma Heras, "la joya de la corona del sistema sanitario español": el personal de cuidados intensivos. Han creado un programa de atención específica con expertos psicólogos en situaciones de crisis y emergencia, que es complementaria con las acciones de los servicios de salud mental que han puesto en marcha los hospitales españoles. "Están hechos polvo. La realidad es que no hay un día que un profesional no se rompa. Que no se eche a llorar. Que no tenga pesadillas con que hay falta de camas o respiradores. Esto no está generando actualmente una crisis importante, sino que lo va a generar a largo plazo. Dentro de tres meses empezaremos a ver en el hospital casos de estrés postraumático" dice Heras. "Hay que mirar al cuidado emocional de las personas y se nos antoja la necesidad de incluir la atención psicológica en los cuidados intensivos".