En Israel, la pandemia ha impactado de lleno con más de 300.000 contagios. Pero es la comunidad ultraortodoxa la más afectada: concentra el 40% de las infecciones totales. La corresponsal de RNE en Oriente Próximo, Cristina Sánchez, se ha acercado a uno de los bastiones de esta comunidad. Bnei Brak, al sur de Tel Aviv, es uno de los más poblados, con familias de más de 10 miembros en la misma vivienda, sin internet ni televisión, que siguen las directrices de sus líderes religiosos. El responsable local de Salud señala que esa forma de vida comunitaria ha sido el principal problema del aumento de contagios.
Ahora está más controlada, señala, pero allí se ha vivido el confinamiento más largo del país. Al término de este, el domingo abrieron, por orden de los rabinos y en contra de las medidas del Gobierno, las escuelas religiosas. Esto ha suscitado críticas contra el primer ministro, Benjamin Netanyahu, al que acusan de claudicar ante la comunidad ultraortodoxa con los que gobierna en coalición. Los dos partidos con los que cuenta en el Ejecutivo han amenazado varias veces con abandonarlo por las medidas restrictivas.