Los pisos turísticos se han convertido en la modalidad de alojamiento preferida de los turistas para las vacaciones y, según el INE, entre los turistas extranjeros, este tipo de alquiler ha aumentado un 45% hasta el mes de mayo respecto a 2023. Enrique Alcántara, presidente de la Asociación de Apartamentos Turísticos de Barcelona, no cree que los pisos turísticos afecten negativamente a la vida de los barrios, "sino todo lo contrario". "Por cada euro que deja un turista en el apartamento, deja tres más en la ciudad, en el comercio de proximidad, en restauración y en museos", pero asegura que el reto es hacer sostenible un equilibrio entre turismo y residencia. "Tenemos que aprovechar la riqueza que genera el turismo y hacerlo compatible con el día a día de los ciudadanos". Alcántara cree que es fundamental que las regulaciones se adapten a cada uno de los destinos, "ya que la realidad de Barcelona es diferente a la de un municipio costero", y explica que "lo importante de la vivienda turística es el alojamiento más flexible".
En Madrid, a pocos pasos del Teatro de La Latina y el Mercado de La Cebada, hay un edificio con 63 viviendas. De ellas, 30 son pisos turísticos. Allí está nuestra compañera Loreto Souto, que ha hablado con algunos de los vecinos: "Hay ruidos, no puedes descansar, tienes una intranquilidad constante, rompen las zonas comunes, aguantamos botellones y despedidas de soltero, a las familias nos están echando", explican. Manuel Osuna, presidente de la Asociación de vecinos La Corrala en Madrid, nos cuenta que les preocupa la inseguridad: "No sabemos a quién estamos metiendo dentro de nuestros pisos. Los vecinos están hartos". "No estamos en contra del turismo, pero estamos en contra de que nos vayan echando de los barrios", asegura Osuna.
La situación también es grave en Canarias, donde "el límite está más que superado", según nos cuenta Jaime Coello, director de la Fundación Telesforo Bravo, que pertenece al movimiento "Canarias tiene un límite". "Hablamos de 16 millones de turistas. Hay territorios mucho mayores, como Australia o Brasil, que reciben menos turistas", dice Coello, que explica que hay que diversificar la economía y no dedicar todos los esfuerzos al turismo.