Hoy llega al Congreso una propuesta para garantizar el servicio de cajeros automáticos en municipios y barrios en riesgo de exclusión financiera, con un mínimo de 5.000 habitantes.
Benalauría, en Málaga, es un pueblo de 521 habitantes que hasta hace 8 meses no tenía cajero. Su alcalde, Cristóbal Díaz, cuenta en Las mañanas de RNE que están "muy satisfechos" con la llegada del cajero automático, sobre todo por la población mayor que no se puede desplazar, ya que el pueblo se encuentra lejos de Ronda. “Estábamos acostumbrados a tener el servicio de banca con una oficina. Te cortan ese servicio y te quedas descolocado. Nos pusimos en contacto con la diputación de Málaga y conseguimos que nos pusieran el cajero”, explica Díaz, que celebra que este servicio vaya introduciéndose en más localidades.
En la otra cara de la moneda hay pueblos como Sant Jaume de Llierca, en Girona, donde tenían cajero hasta hace tres años, cuando se lo quitaron sin previo aviso. Así lo explica Jordi Cargol, su alcalde: “Tenemos que ir a Olot, que es capital de la comarca, a unos 15 kilómetros. Esto implica mínimo una hora para la gente mayor que no tiene coche y tiene que desplazarse en bus. Estamos intentando buscar soluciones”. Cargol apunta que este problema es algo generalizado en los pueblos del valle del Llierca. Cristóbal Díaz, desde su experiencia consiguiendo el cajero en Benalauría, le anima a que ponga de su parte al Ayuntamiento y se siente con la diputación de Girona. “Seguro que llegan a algún acuerdo con alguna entidad para poder satisfacer esta necesidad”, sentencia.