Eduard Soler, investigador senior del CIDOB, ha dicho en Las mañanas de RNE que las vacunas son el arma más poderosa que tiene un país para salir de la crisis. "En el 2008 todo el mundo estaba pendiente de la prima de riesgo, ahora miramos las tasas de inmunización".
Las vacunas se han convertido en un elemento geopolítico. Países como Rusia y China han tenido un papel muy activo. "China intenta presentarse hacia el mundo como una de las vías de solución, y no como el causante del problema. Es el tipo de ataques que recibieron por parte de EE.UU. Lo que ve China es que es un momento para afianzar a través de la diplomacia médica y sanitaria aquella influencia que había ido aumentando en espacios que hasta hace unas décadas eran muy lejanos para China, como puede ser el África subsahariana y recientemente América Latina", explica.
También Rusia está teniendo un papel muy activo. "Ha habido una parte de reivindicación de estatus, que en Rusia creían perdido, y cuestiones como el hecho de llamar Sputnik a la vacuna, aluden a esa voluntad de recuperar un papel de liderazgo y vanguardia dentro del sistema internacional. Rusia ha desplegado esa vacuna y esa cooperación sanitaria con los países de su entorno más inmediato", ha dicho. La pandemia ha venido a acentuar las desigualdades, que ya existían. "Todo el mundo, casi al mismo tiempo, fue consciente de que su vida estaba en riesgo. Esto se vivió de forma sincrónica. Se está viviendo de forma asincrónica la perspectiva de salida", asegura.