Paz Lloria, profesora titular de Derecho Penal en la Universidad de Valencia, ha dicho en Las mañanas de RNE que cada vez se detectan más casos de violencia vicaria. "No podemos decir que estadísticamente sea una cosa disparatada, pero cada caso es muy importante y vemos que cada día va subiendo".
Entre las razones de este tipo de violencia destaca el deseo de control y de hacer daño a la madre. "Son situaciones en las que el sujeto entiende que no tiene otra manera de hacer daño, o que es el mejor modo de hacer el máximo daño y que tenga el mayor sufrimiento posible durante toda su vida. Es una cosa que una madre no supera", explica. El único rasgo común a los agresores es que son machistas. "Es lo único. No tienen más o menos estudios, nacionalidad, situación económica... El único rasgo es querer controlar y hacer daño."
Y asegura que no es extraño que no haya habido situaciones previas que hubieran podido llamar la atención. "Podemos encontrar un hombre con comentarios especialmente machistas o incriminatorios, que intenta controlar a su compañera de alguna manera. Pero también encontramos parejas sin ningún tipo de carácter tan marcado y de repente no puede soportar un cambio de rumbo y reaccionan de esta manera." La violencia vicaria, asegura, está contemplada en el Código Penal, y tiene castigo, aunque no con ese nombre.