Javier Gomá, Director de la Fundación Juan March y autor de 'Un hombre de cincuenta años', ha dicho en Las mañanas de RNE que a través del teatro ha podido indagar asuntos que interesan y que hasta ahora miraba con la filosofía. "El salto entre la filosofía y el teatro no es mortal ni acrobático, es un deslizamiento de lo más natural. Lo que ocurre es que cada género responde a una necesidad distinta. Si hay teatro, poesía, novela y ensayo es porque es el mejor invento que ha encontrado la humanidad para responder a necesidades profundas. El teatro hace justicia a la condición trágica del ser humano", ha dicho.
Pero cree que deben de ser géneros separados. "Sería un error intentar hacer filosofía en el teatro. La filosofía debe seguir las leyes del pensamiento abstracto, igual que la novela. La novela y el teatro tienen la capacidad de ahondar en lo que uno siente. Cuando uno asiste a una obra de teatro, ve cuerpos, exterioridades, y al mundo interior accedes porque lo cuenta, y lo cuenta al calor de una interacción o de la trama. El mundo interior está implícito", ha explicado.