Laviolencia vicaria es aquella en la que el maltratador utiliza a los niños para hacer el mayor daño posible a sus madres. En 2021, en España, seis menores han sido asesinados por la pareja o expareja de sus madres. La cifra asciende a 45 menores asesinados desde 2013, pero hay datos que habla de un millón y medio de menores que viven en un ambiente de violencia en nuestro país. En el origen de todos los casos, asegura la psicóloga Sonia Vaccaro, está el machismo. Para prevenirlos, la Ley de protección integral a la infancia y adolescencia recoge la suspensión de las visitas cuando los niños hayan sufrido violencia en casa.
Hablamos con Paz Lloria, profesora titular de Derecho Penal de la Universidad de Valencia, especialista en violencia de género. Hasta ahora no se consideraban estas situaciones como violencias directamente vinculadas con la violencia de género. "Creo que [la violencia vicaria] se visibiliza más pero todavía queda mucho por ver, sigue habiendo mucha cifra negra, y ahí hay que trabajar todavía", explica Lloria. ¿Qué señales podemos detectar en un agresor? "Es difícil si nos fijamos en datos muy objetivos como la edad, la posición económica o la formación", apunta esta especialista. "Pero sí que hay datos que en ocasiones nos pueden dar una pista, que son sobre todo aquellos hombres que quieren ser muy controladores y ejercer un dominio sobre toda la familia". Lloria cree que visibilizando el problema es más fácil estar vigilante y poder dispensar protección a los menores "porque las propias madres pueden demandarla". Además, señala el papel de los familiares y las personas del entorno de la mujer, que son esenciales en la detección del maltrato. La profesora Lloria apunta a que no siempre son satisfactorias las soluciones de la justicia, ya que falta formación de género, aunque cree que depende de muchos factores. Sobre los retos de 2022 para acabar con la violencia machista, Lloria cree que el foco "tiene que seguir siendo la formación desde cero en igualdad y en valores. Y hay que hacer un esfuerzo desde el mundo político para no negar esta situación o para rechazar a quienes niegan la existencia de algo que es tan palpable [...] Hay que dejar claro quehablar de violencia de género no significa desprotejer a ancianos, ni a niños, ni a hombres, son cosas distintas. Es una tarea de educación política".