En ‘Las mañanas de RNE’ analizamos la relación que existe entre la pobreza y la expansión del coronavirus fijándonos en el ejemplo de lo que está ocurriendo en Mauritania, uno de los países del Sahel más afectados por la COVID-19, y en Lleida, donde las precarias condiciones de los trabajadores irregulares del campo han provocado varios rebrotes que han obligado a confinar la comarca del Segrià.
El doctor José Luis Casado, médico adjunto del servicio de enfermedades infecciosas del hospital Ramón y Cajal de Madrid, forma parte del equipo de sanitarios españoles que está en Nuakchot en una misión de apoyo al sistema sanitario de Mauritania. Casado ha asegurado que el país tiene una estructura sanitaria muy buena, pero necesitan recursos y protocolos más claros. “Tiene menos de 30 camas de UVI y en algunos hospitales sólo hay uno o dos respiradores”. Casado ha explicado que la población tiene bastante interiorizado el uso de la mascarilla y el lavado de manos, pero que les cuesta más entender la importancia de mantener la distancia de seguridad. “Le cuesta asumir, por ejemplo, que tienen que dejar a un familiar solo en urgencias”. Además, ha reconocido que es imposible controlar que las personas que se montan en un cayuco hacia España no tengan la enfermedad. “Es gente desesperada que se lanza al mar, que han estado hacinados y que están en una situación legal. La única solución pasa por controlar la epidemia en todo el país”, ha explicado Casado, que subraya que “la pobreza acarrea más riesgo de contraer cualquier enfermedad y en este caso más evidente”.
Además, hemos hablado sobre la situación de los temporeros de Lleida con Fernando García Benavides, catedrático de Salud Pública de la Universidad Pompeu Fabra y expresidente de la Sociedad Española de Epidemiología, que ha asegurado que es fundamental regularizar la situación de esos trabajadores. “No pueden seguir siendo irregulares, necesitan estar identificados, tener papeles, porque eso les abrirá las puertas del resto del sistema. Que las personas duerman en la calle no es de recibo en un país como el nuestro”, ha asegurado García Benavides, que considera que “la primera fase puso de manifiesto la situación de las residencias de ancianos y la segunda está sacando a la luz la situación precaria de los trabajadores irregulares.” García Benavides ha insistido en que es fundamental potenciar los servicios de prevención de riesgos laborales sobre todo en las empresas donde se producen contactos prolongados en espacios cerrados. “Tenemos que prevenir, hay muchas líneas de transmisión abiertas, la medida puede ser el confinamiento de nuevo”, ha concluido.