En la madrugada del 4 de 2016, en Roma, en el décimo piso de un edificio del barrio periférico del Collatino, Manuel Foffo y Marco Prato, dos jóvenes de buena familia, llevaban varios días sin dormir. Se habían gastado 1.800 euros en drogas. Llamaron a un chico de 23 años y le ofrecieron 150 euros para que se uniera a la fiesta. Uno de ellos lo recibió travestido con peluca y las uñas pintadas. Tras divertirse empezó la pesadilla. Le drogaron con metadona y medicamentos, le torturaron hasta la muerte acuchillándolo y golpeándolo con un martillo hasta 100 veces. Su agonia terminó cuando le clavaron un cuchillo en el corazón. Se tumbaron en la cama abrazados con el cadáver en la misma habitación. No había motivos. Uno ni siquiera lo había visto en su vida. Le tocó a Luca Varani, un buscavidas hijo de un vendedor ambulante, pero podía haber sido cualquier otro de los que no respondieron a sus llamadas aquella noche. Era como si les hubiera empujado una fuerza maligna, superior. Manuel Foffo le dijo a la Fiscalía: Condenadme a cadena perpetua, pero, por favor, explicadme qué ha pasado porque no entiendo cómo pude hacerlo.
El fiscal aseguró que Les movió un cruel deseo de maldad. Nicola Lagioia después de escribir este libro sigue sin entenderlo.
Abrimos y leemos La ciudad de los vivos del escritor italiano Nicola Lagioia.
Nos adentramos en Imperium Ediciones en Zaragoza
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