Beatriz tiene actualmente 29 años y recuerda con Luis Vallés que hace cuatro se contagió de COVID: "Me dieron pastillas para la ansiedad y no se me quitó. Tengo taquicardias, fatiga y se me olvidan las cosas". "Era mucho más fácil decir que tenía ansiedad, que me comprase un reloj inteligente para estar tranquila y que me fuera a la playa, como me dijo un cardiólogo", ha argumentado al recordar la difícil pase de su diagnóstico. Ahora está en la unidad de COVID persistente del Hospital 12 de octubre de Madrid: "Te tratan pero no hay cura". "En estos momentos no se sabe nada. Pido, por favor, que investiguen. Somos muchos miles y miles de españoles los que estamos así", ha reclamado en el reportaje de Radio 5.
"Tenía trabajo y ya no. Perdí el juicio porque la jueza dijo que mi diagnóstico no me impide trabajar, cuando hay días que no puedo levantarme de la cama de lo cansada que estoy", dice Beatriz mientras recuerda que antes levantaba 200 kg con las piernas en el gimnasio: "Ahora llevar una mochila me puede producir agujetas". Cuando termina el paseo ya está de nuevo con dolor de espalda. Dice que ha tenido que tomarse una pastilla para iniciar el paseo, un camino que le ha servido para revindicar de forma generosa la existencia del COVID persistente.