La gallega Enriqueta Otero Blanco (1910-1988) fue una de esas grandes mujeres que nos regaló el primer tercio del Siglo XX en España. Maestra, pedagoga, fundó una compañía de teatro con la que recorrió su Galicia natal.
Militante comunista, al declararse la guerra se alistó en la División de El Campesino, dónde consiguió el grado de comandante, trabajó como coordinadora en el Hospital de Carabanchel, fue secretaria de Pasionaria, luchó como miliciana y, tras el golpe de Casado, fue detenida y encarcelada.
Se fugó tras un motín con toma de rehenes y decidió regresar a su tierra. Se integró en el Maquis y su grupo mantuvo en jaque durante 10 años a la Guardia Civil.
Finalmente dieron con ellos. Sufrió todo tipo de torturas y fue condenada a muerte, pero la presión internacional consiguió la conmutación de la pena por 30 años de prisión, de los que cumplió 19.
El régimen la despojó de su título de maestra, que le fue restituido solo un año antes de jubilarse.
En Lugo creó un proyecto cultural, O CARRIÑO, que a ella le gustaba llamar Universidad Popular.
En las elecciones de 1977, se presentó en la lista al Congreso por el PCE, del que más tarde se distanció por lo que ella consideró peleas de familia.