Pues continuamos con la Tetralogía El anillo del Nibelungo de Wagner, el ciclo escénico más ambicioso y más influyente en la historia del arte. Esta vez nos introducimos en Sigfrido (1871).
Partimos de la cueva del grotesco y egoísta nibelungo Mime, donde se ha criado el joven Sigfrido sin conocer a su madre ni a su padre. Y tampoco conoce el temor. Repasamos los leitmotivs de la forja (relacionada con el grito de las hijas del Rhin), la espada Nothung, la trompa de Sigfrido, el tema heroico de Sigfrido, el motivo de la servidumbre, los temas de los welsungos (hijos de Welse, o sea, del gran Wotan).
Aparece Wotan con su leitmotiv (el tema de la lanza): quiere que Mime le ayude a quitarle el Anillo del poder al ladrón gigante Fafner, que vive en otra caverna transformado en dragón. Pero Mime tiene otros planes: fabricar una espada invencible, dársela a Sigfrido, y que éste mate a Fafner... y, tras todo ello, Mime matará a Sigfrido para quedarse con el Anillo y ser el emperador de mundo.
Sigfrido acaba fabricando la espada invencible él mismo. Con ella llega a la morada del gigante/dragón Fafner y lo mata (leitmotiv y aullidos feroces de Fafner). El pájaro del bosque le revela dónde está Brunilda durmiendo, esperando al hombre sin temor que atraviese el fuego prohibido. También le revela que el grotesco Mime quiere envenenarlo para quedarse con el Anillo. Sigfrido mata a Mime. Después marcha al encuentro de Brunilda.
Y la ópera acaba con ese subidón existencial de los dos jóvenes que acaban de encontrar su destino, y su confianza apartará su temor para siempre.
Todo ello culminará en El crepúsculo de los dioses, la ópera final de la Tetralogía. Felices derrotas de los dragones y despertares gloriosos, queridos, as...