Empezamos a analizar las inmortales Cantatas de Bach. Nos servimos del Coral de la Cantata 147 (1723) para introducirnos en sus símbolos musicales: un símbolo para la permanencia, otro para la alegría ("Jesús permanece como mi alegría").
Cantata 140 (1731): figuración rítmica para describir al vigía de la torre, melodía ascendente para "alzad la vista", melismas para el Aleluya. Y, para el Coral del tenor, una suerte de "danza del alma".
Cantata 213 (1733, "La elección de Hércules"): símbolo para las alas del águila ("sobre mis alas te balancearás"), notas que se elevan (como el águila), una circulatio para el ondeo de las alas en las alturas.
Cantata 208 (1713, "Cantata de caza"): la misma música que el Concierto de Brandenburgo nº1, con trompas para darle un aire de montería al cumple de Christian de Sajonia. Y, para el aria, dos flautas "pastorales" en "Las ovejas pueden pastar seguras donde un buen pastor vigila".
Cantata 11 (1735): trompetas y timbales para un himno de gloria, ritmo lombardo como símbolo de festividad.
Cantata 170: ritmo pastoral, sosegado, a causa de sus palabras clave: "placentero sosiego"; y para la palabra "Ruh" ("descanso"), una larga prolongación en el aria de contralto.
Seguiremos con más cantatas. Hoy terminamos con música contemporánea: Guillermo Alonso Iriarte y su Nocturno "Lidio", una ráfaga desde la delicadeza hasta la turbulencia, y siempre abundante en memorias a punto de ser descifradas. Música apasionante, de cierto "atonalismo consonante".