Hoy con Beethoven milenial (1796, 25 años). Ya había compuesto dos conciertos para piano y orquesta antes -los repasamos-, pero en este -oficialmente- Concierto nº1 se revela como estupendo melodista (diga lo que diga Stravinsky) y estupendo "narrador" de "aventuras dramáticas" de los temas.
Beethoven se erige en el mejor portavoz de la nueva cultura emergente que quería que el arte les hablase a ellos-as, que contase sus anhelos, sus conquistas, sus amores y su vitalidad, lejos de los protocolos y las reverencias con pelucas.
Repasamos su juventud, la "mochila" que lleva a Viena: las ideas progres de la Universidad de Bonn, su desencuentro vital con su padre, y la canción de su madre, a quien él adoraba.
En este Concierto Beethoven muestra su legendario e impresionante Yo. Utiliza la forma sonata para golpear las paredes de la forma sonata, y llenar esa "vitrina" con seres vivos y cercanos: un tema afirmativo y rotundo, otro lírico y amable, y su peripecia en el Desarrollo.
Pero, en el Finale nos esperan ecos populares y divertidos, en rondó, entre ellos un proto-ticotico y... (tatachán)::: un tema que "profetiza" ¡¡el Agua, azucarillos y aguardiente!! del maestro Chueca (o sea, guiño a Martín Llade, que es el resoluto amo de esto). Si no lo creen, pasen y vean/oigan...
Jajajas... Felices primaveras beethovenianas,,,