"El príncipe y el mendigo serán hermanos", dirá el Himno a la Alegría de Schiller, al que Beethoven pondría música tres años antes de morir.
Pero casi 30 años antes, en 1798, Beethoven ya está expresando en música ese mismo concepto. Beethoven conjuga lo plebeyo con lo patricio en este primer movimiento: primero, una profunda interrogación existencial (como si fuese Otelo, o Hamlet, o Macbeth), después un tema proactivo/heroico, y después un tema casi de pasodoble popular... Y todo basado en un semitono que baja o que sube... Beethoven está convirtiendo en poema épico su ideal democrático.
El segundo movimiento es un oasis de paz casi familiar, confidencial, que hoy día sigue apareciendo en películas, canciones y anuncios. Y el tercer movimiento vuelve a la tonada popular, alternada con escenarios clásicos y "respetables".
Esta misma idea la reproducirá en otras músicas de esos días, como el Concierto nº2 para piano y orquesta, cuyo primer tema se ha dicho que podría haberle venido de México, traído por los jesuitas de Nueva España, especialmente por Pfepfferkorn: el tema que luego se convertirá en "El Perico", canción mariachi.
Acabamos con la genial Hiromi y su versión de la Patética de Beethoven en su disco "Voice".