En febrero de 1839 terminó el invierno en Mallorca de una de las parejas más famosas de la historia: Chopin y George Sand (Aurora Dudevant). Repasamos esos 100 días, desde la euforia inicial (Polonesa Militar orquestada por Glazunov, Preludio en Mi bemol mayor) ante la belleza de Barcelona (La filadora por Jordi Savall) y Palma (Parado de Valldemossa), hasta el abatimiento final. Chopin es un genio de los "paisajes sonoros", en que el plano del fondo recoge el dibujo, la fisonomía, del "protagonista" o del plano melódico. En el Preludio en Sol mayor este paisaje es feliz y efervescente. En el Preludio en Mi menor el "paisaje" es de llanto, porque la melodía le transfiere su cromatismo descendente (versión para violonchelo de Lloyd Webber). ¿Quién engendró a quién, el personaje o el paisaje?… Chopin como personaje también es invadido por el entorno lúgubre de las noches invernales en Valldemossa: Preludio en La menor, que cita el Dies Irae. Chopin se intoxicaba y era presa de visiones monstruosas. Su obra maestra es la Sonata nº2. Los dos temas de su primer movimiento son hermanos secretos, uno frenético, perturbador, y el otro apacible. Ambos nacen de una tercera descendente. ¿Quién vencerá?… El Scherzo está poblado de espectros y seres deformes que se despertaron también 10 años después en Manchester. La Marcha Fúnebre no sabía que la estaba componiendo para sí mismo (orquestación de Elgar). El Finale es telúrico, un rumor de ultratumba, un fluido casi atonal de rumores del Abismo, sobre todo en los dedos de Rachmaninov. Pero ¡floreció el amor, según Aurora! (bueno, les duraría 8 años). Al son de Gabriela Montero y su Improvisación sobre un Preludio de Chopin, muy jazz, os deseamos felices espectros invernales y felices amores supervivientes.
Música y significado
CHOPIN en Mallorca (II)
24/02/2017
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