Realmente Chopin no llegó a completar un Concierto para piano y orquesta nº3, pero comenzó a componer uno en 1841 (31 años), y lo dejó a medias, publicándolo como Allegro de Concert, para piano solo, con un temazo tipo himno de exaltación polonés, y unos vértigos sonoros de los suyos.
Varios compositores pianistas, años más tarde, completaron y orquestaron este movimiento, y quizá la versión más celebrada es la de Jean Louis Nicodé hacia 1885, que es la que damos hoy, soñando cómo habría sido otro genial, inolvidable, concierto de Chopin.
Aquí no hay ambiente nocturno ni sentimentalidad almibarada: hay bravura, brillantez, júbilo, fuerza existencial. Chopin en esos días tenía una vida de "compañerismo" (explicamos eso) con George Sand (Aurore Dupin), de amistad muy cercana con Paulina García (Pauline Viardot), de relación amistosa/cordial/admirativa con Franz Liszt, quien a su vez vivía con la condesa Marie D'Agoult y con el amor/odio que ella profesaba hacia Aurore.
Contamos algo de esos salseos, y de la visión sarcástica que nos ofrece Balzac de esas relaciones humanas. Por allí también se movía Heine...
No todo fue alegría de vivir: Chopin se aislaba de aquella jet-set, o convivía con su enfermedad (que era su auténtica compañera constante) y escribía cosas como la Polonesa en Fa# menor.
¿Cuál habría sido el Finale de su Tercer Concierto?... Nosotros proponemos la Gran Polonesa de 1831: ¡¡justo!!, la que toca Vladislav Szpilman al final de la peli El pianista, tras los horrores nazis en Varsovia. Eso es conjurar el dolor con belleza, y eso es regresar al maravilloso hogar que la memoria convierte en leyenda. Felices regresos legendarios, queridos-as.
Luis Ángel de Benito
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