Feliz Noche de Difuntos con la más soberbia música de difuntos de la historia. Repasamos aquellas últimas semanas de la vida de Mozart, en el otoño de 1791. La visita del oscuro caballero. Su temor de estar siendo envenenado con acqua toffana. ¿Cuánto hay de mito en aquello?... Pero tal vez la Muerte sí entra en su música. El Introitus que simula un cortejo fúnebre, con notas muy largas para simbolizar la eternidad. El Kyrie Eleison con ese salto patético y solemne. El Dies Irae y sus figuras de temblor. Figuras que esparcen los sonidos de la trompeta del Juicio en el Tuba Mirum. Figuras y acordes de "terrible majestad" para el Rex tremendae majestatis. El estremecedor Confutatis maledictis con los cimientos de la tierra en conmoción, y esa exclamación melódica que en Mozart simboliza ira (como en Don Giovanni y en La flauta). Figuras de llanto en el Lacrimosa, que Mozart dejó en el octavo compás, antes de entrar en coma. La reconstrucción que hizo Maunder, con ese Amén fugado que encontraron en los papelotes de Mozart en 1964. El trabajo de Süssmayer. Los añadidos de Neukomm (1821, en ¡¡Brasil!!). Los monstruos de Mozart. Lo último que salió de su pluma fue "Homo reus" ("hombre culpable")... ¿Por qué?...