Beethoven es el músico de la transformación, de convertir aires vulgares en magníficos, o temas simplones en criaturas fascinantes, intensas, luminosas... Transformación interior y exterior. Es lo que los académicos llaman la estética de la sublimación en Beethoven. La música de Beethoven es como contemplar la vida desde las cumbres. 1806 fue un año revelador: de ahí procede su Cuarta Sinfonía y suCuarto Concierto para Piano. Su biografía entra en su música en forma de tralarás mañaneros (el tema A de la Cuarta Sinfonía), de cancioncillas populares convertidas en heroicas (el tema B del Concierto), de visitas al Abismo para rescatar a su amada (el segundo movimiento)... ¡¡Sí, su amada!!... Josephine Brunsvik (Pepi) estaba sepultada en aquel Averno de la rígida aristocracia vienesa y Beethoven/Orfeofue a liberarla de los infiernos. Eso cuenta el lento del Concierto (bueno... o casi... ahí lo explico). Pero ¿por qué no se casaron Beethoven y Pepi?... ¡¡Si ambos se adoraban!!... Pues también lo explicamos. ¿Y aquella niña, Minona, que nació 9 meses y 5 días después de su encuentro en Praga en 1812?... (Minona, inversión de "Anonim", o sea, de "autor" no reconocido...) Beethoven y "la Amada Inmortal". Esta música es la banda sonora de algo más que su vida personal: tal vez de la forja de nuestra cultura, o nuestro inconsciente colectivo... En fin, siento haber dejado la semana de San Valentín algo meditabunda y hasta trágica. Felices transformaciones, queridas y queridos...