Hacemos una semblanza de Brahms: su gusto por la canción popular (Cantos gitanos), su yuyu por los "profetas musicales", su amor por los niños y niñas (Marienwürmchen), su infancia violentada en los pubs del puerto fluvial de Hamburgo, su resultante misoginia, su adoración por algunas mujeres jóvenes que le recordaban a Clara Schumann (Gesänge opus 17, Segunda Sinfonía), el caso de Herminie Spies y sus veraneos junto al lago Thun ("Wie Melodien zieht es mir")... Todo esto entra de alguna manera en su Doble Concierto para violín, violonchelo y orquesta (1887), de un Brahms en retirada de las grandes formas. Ahí tenemos la antigua rotundidad versus fluidez, la antigua reverencia por los clásicos, la conducción de sus energías amorosas no realizadas en el mundo real, lo rítmico-popular, incluído su hábito de hacer bailongo con el dolor... Alex Ross dice que en el centro de la música de Brahms está el vacío, el gris existencial... Vamos a intentar rescatar alguna luz acabando con la Rapsodia para contralto y voces masculinas (final), con texto de Goethe: "Si hay en tu salterio una nota que su oído pueda oír, abre su mirada nublada hacia los mil manantiales...". Felices salterios y felices manantiales de la abundancia, queridos-as...
Música y significado
BRAHMS: Doble Concierto
04/09/2020
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