Revisitamos el Ein Deutsches Requiem de Brahms, "Un Réquiem Alemán" que él mismo dijo que podría haberse titulado "Un Réquiem Humano". Efectivamente, es uno de los réquiems más personales de la historia, y un monumento a la grandeza humana, compuesto en 1865-68, tras la muerte de su madre Cristina. La voz de la madre parece que flota por entre las primeras palabras del Réquiem: "Benditos los que sufren, porque serán consolados" (palabras de Jesús en el Sermón del Monte). Y nadie hizo jamás una música de consolación tan suavemente poderosa. La voz materna llega a hacerse más nítida con la soprano del quinto movimiento: "Yo os consolaré como una madre consuela a su hijo" (palabras del profeta Isaías). Por lo demás, Brahms "pinta" coros fatalistas, multitudes peregrinas sin rumbo, una lucha frente al Destino (cómo no), y sobre todo un desafío a la muerte ("¿Dónde?... ¿Dónde?... ¡¡Infiernos!! ¿Dónde está vuestra victoria?...") y un inmenso reposo. Pero... ¿Brahms creía en algo?... Pues pasen y vean.
(Con nuestro agradecimiento al portal "Noviembre Nocturno" por su dramatización del "Deutsches Requiem" de Jorge Luis Borges)