Aparentemente es un exuberante y maravillante desfile multicolor de fandangos, farrucas, nocturnos mágicos, jotas navarras, suaves brisas junto al molino y brujas en la niebla que cantan: "Casadita, casadita, cierra con tranca la puerta". El genio de Falla se equipara a Stravinsky. Pero es que bajo todo ello lo que late es ¡¡la novela de Alarcón!!, el atrevido alegato contra los sátrapas rurales de sombrero de tres picos, símbolo del absolutismo. Falla dibuja al molinero (el tío Lucas) con un enérgico tema murciano; a la bellísima y hercúlea molinera (Frasquita) con una especie de sólida jota navarra; al déspota Corregidor Zúñiga con un minueto de guasa y una canción infantil de Madrid. Pero están en Andalucía, y todo aparece rodeado de la cadencia flamenca. Escucharemos las asechanzas libidonosas del sátrapa, la defensa de Frasquita, el arresto, el follón y el manteo final. Hasta Beethoven y su tema del Destino aparecen por la trama. Inolvidable el libro (que se lo contamos) e inolvidable "pantomima" (por llamarlo de alguna forma) sinfónica. Atención a la exhortación final del señor Obispo y lo del jubón...