Con la violencia y los conflictos se pierde la vida en un instante. La muerte por hambre es lenta y silenciosa, y aún a corta edad, se plasma en un envejecimiento y fragilidad tan extrema que la vida se pierde por enfermedades derivadas de la escasez o mala calidad del alimento y el agua, como les ocurre a 7 mil niños al día.
La desnutrición se ha reducido, sobre todo en América Latina, pero 842 millones de personas aún padecen una malnutrición crónica que compromete su desarrollo de por vida.
En el Día de la Alimentación, el Programa Mundial de Alimentos (PMA),se propone alcanzar la seguridad alimentaria en esta generación, como nos explica Alejandro López Chicheri, de la oficina regional de América Latina en Panamá, y Antonio Salort, a cargo de la oficina de España, centro logístico para África.