Lenguaje y percusión, música verbal: Caballero Bonald es la tensión vital de las visiones alzándose en palabras. La voz de José Manuel Caballero Bonald, no solamente en Descrédito del héroe -su libro de poemas de 1977, con el que ganó el Premio de la Crítica tras quince años sin publicar poesía-, es la de uno de los mayores poetas de la Generación del 50. Es la marejada tonal que nos envuelve, desde su latido mítico de Argónida -es decir, Doñana-, hasta otro más urbano, con una noche turbia y sin paredes en que el hombre se ofrece ante sus pasos, con un espejo oculto reflejando los peligros hasta el amanecer. Así nos ha ido dando una de las poesías más singulares, desde su moderno barroquismo, de la lírica española de la segunda mitad del siglo veinte y los primeros años del veintiuno. Elaboración, visiones, el barroco encendido del lenguaje. Nos dice Caballero Bonald: “La tan cacareada sencillez también puede ser, a efectos estéticos, la coartada de los incapaces”. No afirma que lo sea siempre, sino que puede serlo: es importante aquí entrar en el matiz. Aprenderá con Rilke que hay que vivir primero y escribir después, antes de acechar la vida ajena en cuerpos y en miradas de luz. Pero también habrá, en sus poemas, una compasión hacia la estampa ofrecida y su temblor. Tensemos el idioma en un aprendizaje: la realidad del texto no es solamente lo que vemos, sino una lectura trascendida con un vuelo más alto. El realismo no puede ser un fin, sino tan sólo un punto de partida. Luego, una vez superada la experiencia directa, llegaremos al oro del lenguaje.
No eran molinos. Clásicos de la literatura española
Descrédito del héroe, de José Manuel Caballero Bonald
15/09/2023
23:11