En su ensayo Brujas a mediodía. Anotaciones a la poesía de Claudio Rodríguez, escribe José Luis Rey: “¡Siempre la claridad viene del cielo! Pero de qué cielo, Claudio? ¿Del cielo azul o del cielo interior? Claudio vio que la función social o política o de compromiso, de la poesía es conducir al pueblo hacia la alta meseta de la palabra para que allí contemple y lea y posea lo que es suyo, lo que hermana: la muerte y la eternidad de cada uno de nosotros, con un tono coloquial y emotivo, profundamente empático. ¿Qué mayor labranza que la de hacerse a sí mismo más pleno, mejor, más hondo cada día? El hombre, fruto del hombre; campesino primero, cosecha después”. La poesía de Claudio Rodríguez, el poeta andador, el visionario, que una vez habló a unos muchachos del don de la poesía en la misma Ciudad Universitaria que él conoció también con Aleixandre, antes del arañazo del dolor, el hombre que ha sufrido y bebe en tragos duros, hace que la tierra sea esperanza. La siembra de las horas para el mito, la cosecha de todos al vivir.
No eran molinos. Clásicos de la literatura española
Don de la ebriedad, de Claudio Rodríguez
03/02/2023
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