La esfinge maragata, publicada en 1914, de un lirismo pintoresco y rico en matices no sólo en el paisaje recreado, sino en la interioridad de quien se adentra en él, es una de las novelas más importantes de Concha Espina. Si Altar mayor le supondrá más adelante, en un año tan significativo como 1927, el Premio Nacional de Literatura -aunque, tras la polémica generada por ganarlo ex aequo con Wenceslao Fernández Flórez, ceda la dotación del premio a la suscripción por el monumento a Cervantes-, por La esfinge maragata, que cuenta también con varios poemas incardinados en la narración, obtendrá el Premio Fastenrath de la Real Academia Española. Esa capacidad para adentrarse en el mundo emocional de sus personajes femeninos se mantendrá en toda su obra, que tanto se destaca en La esfinge maragata, destaca igualmente en la novela Dulce Nombre, en 1921: siempre con las mujeres en continua pugna por sacar adelante sus vocaciones y sus sueños, en contra de las imposiciones de la familia y de la sociedad. Como en La virgen prudente, en 1929, con una mujer que también se abre paso en un mundo radicalmente masculino, y ambientada, como buena parte de su producción narrativa, en Madrid. Es interesante el contraste de ese Madrid con el paisaje agreste de La esfinge maragata, las más noventayochista de sus novelas, en la que, como toda esta generación, escribe y ve lo que camina.
No eran molinos. Clásicos de la literatura española
La esfinge maragata, de Concha Espina
27/10/2023
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