Don Álvaro o la fuerza del sino, del Duque de Rivas

Con la obra de teatro Don Álvaro o la fuerza del sino, del duque de Rivas, España entra de lleno en el Romanticismo. El estreno tiene lugar el 22 de marzo de 1835 en el Teatro Príncipe, en Madrid. Su autor, Ángel de Saavedra ha experimentado lo suficiente en su vida agitada, tanto en su vocación de la literatura como en el ejercicio de la política y la guerra, como para saber que los triunfos no son definitivos, ni tampoco sus recios pedestales. El amor imposible con temblor fatídico, la paternidad y el honor, el duelo y la venganza, la lealtad familiar, la fe religiosa y la fuerza inmutable con que a veces puede sorprendernos la fortuna pesadamente, son algunas de las cuestiones que hacen de este drama, escrito en verso y prosa, la primera expresión teatral del Romanticismo español. También, como no, nos ofrece un retrato del héroe romántico expuesto a temporales inclementes, de ventiscas salvajes azotando ese risco en cuya cima un hombre desafía al horizonte, en la eterna y azarosa aventura de mantenerse en pie, con desafíos al amanecer con pistola o florete y unas campañas bélicas que salven su posibilidad de redención. La pasión amorosa nos hará vivir con plenitud, pero también nos quema y nos consume. El destino golpea, inmisericorde, a toda la codicia de los sueños. Muertes violentas, todas, con un único lazo que las una: la alianza y condena del propio don Álvaro, con su fuerza del sino, siempre en contra de sus intenciones y sus sentimientos sinceros, pero ya revelado, para siempre, para los seres que ama, como un ángel exterminador.