Luces de bohemia, de Ramón María del Valle-Inclán

A partir de un personaje real, Alejandro Sawa/Max Estrella, Valle-Inclán nos lanza a un viaje al final de la noche desde la muerte del escritor, con un descenso a los abismos de su vocación, pero también de la dureza áspera de un tiempo que los ha condenado a la mediocridad. Será difícil saber si lo que acaba con la vida del ciego alucinado Max Estrella es el alcohol o el hambre, el frío o la necesidad, la injusticia o la frustración de haber roto su vida en una entrega absoluta a la pasión de la literatura. Acompañado por Don Latino, como Dante por Virgilio en la Divina Comedia, Max le dice: “Latino, sácame de este círculo infernal”. Después, asegura que “Nuestra vida es un círculo dantesco”. Son quince escenas con una gran unidad de conjunto, desde la presencia inicial de la muerte, hasta la posibilidad última y agónica de una redención por el azar, con la aparición del billete de lotería. Lo trágico y lo grotesco contrasta con maestría psicológica, mientras vamos sintiendo que la propia lectura nos oprime, como ahoga la vida al pobre Max Estrella.