Manuel Mantero tiene en la mirada un futuro de luz convertido en ausencia. En otoño de 1969 comienza el curso como catedrático en Western Michigan University. Llega con su esposa, Nieves Gil Díaz-Agero, y sus cinco hijos. Dos años antes del traslado del matrimonio, en 1967, los conflictos raciales estallan con los ocho días de rebelión en Detroit, que dejan 43 muertos y daños por 25 millones de dólares. Es una América convulsa, que acaba de enfrentarse al asesinato de John Fitzgerald Kennedy, en 1963, y a los de su hermano Bobby y Martin Luther King en 1968, un año antes de que se establezcan allí Manuel Mantero y su familia. Aún no ha estallado la Crisis del Petróleo de 1973, pero el desempleo en Michigan ya es el mayor de Estados Unidos. Richard Nixon es el presidente. 1969 es el año de Woodstock, del primer disco de Led Zeppelin, del premio nobel de Literatura a Samuel Beckett y el primer trasplante de un corazón artificial. Se estrena Dos hombres y un destino, con Paul Newman y el jinete eléctrico Robert Redford. Y el 20 de julio, el hombre llega a la luna. Sin embargo, el buen poeta sigue pensando en la poesía: así, en esa región del Medio Oeste Americano, con sus dos penínsulas orilladas por cuatro de los cinco Grandes Lagos, agitada en ese tiempo nuevo, fundará y dirigirá Manuel Mantero, en la universidad, la revista Sagitario, en la que escriben, entre otros, Vicente Aleixandre, Jorge Guillén o Jorge Luis Borges. Y siempre con España en el recuerdo vivo, levantará su obra poética culturalista dentro del grupo del 50
No eran molinos. Clásicos de la literatura española
Misa solemne, de Manuel Mantero
18/10/2024
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