No eran molinos. Clásicos de la literatura española   Ocaso en Poley, de Vicente Núñez 19/04/2024 25:07

La mirada de niebla de Vicente Núñez es intimista, aunque a veces ofrece los rescoldos de un pálido fuego, al llegar a su mesa en El Tuta, el bar de Aguilar de la Frontera donde el poeta ve pasar la vida. Escucha los trajines de la calle, los gritos de los niños, esas conversaciones de los hombres que llegan a la barra y que sostienen la cotidianeidad. Pero cuando el sonido se adormece, Vicente sabe convocar al silencio, con su medio de vino dorándose al trasluz. Vicente Núñez, en sus principios, es considerado otro poeta satélite de Cántico; pero, con el tiempo, se ha incluido plenamente en la nómina cabal del grupo poético de Córdoba. Con Ocaso en Poley, Vicente Núñez, alejado de todo, ya instalado definitivamente en su pueblo, ganará el Premio Nacional de la Crítica de 1982. Poley: el castillo en ruinas de Aguilar de la Frontera, con su mirador erigido en el tiempo, sobre la roca viva de los sueños y todas las derrotas de los hombres. Ahí, en Poley, que es decir El Tuta en Aguilar, es visitado eternamente en su mesa, y eternamente continúa escribiendo, en su lento crepúsculo, un hombre que en sus ojos neblinosos nos sigue contemplando, mientras fuma, tanto tiempo después. Sabe reír y amar; pero también llorar, como los andaluces largos de corazón, hacia dentro su pena. Es el reino soñado de Vicente Núñez, en su rincón del mundo.

No eran molinos. Clásicos de la literatura española
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