Tras su esteticismo inicial y su poesía comprometida, Pedro Garfias escribe Primavera en Eaton Hastings. Poema bucólico con intermedios de llanto, con esta declaración inicial: “Escrito en Inglaterra, durante los meses de abril y mayo de 1939, a raíz de la pérdida de España”. El poeta menor de la vanguardia concebirá una égloga, un verdadero canto de la naturaleza y la amada, que aquí es la patria ausente. Es el gran poema del exilio, desde su destierro emocional, con ecos garcilasistas: ante el mayor dolor, el anterior poeta ultraísta vuelve la vista al clasicismo para amarrar la luz de su recuerdo en una nueva tierra. Es un diario poético de amor a los colores, los aromas, todos los tejidos y texturas de una España que sigue viva en él, como una ninfa renacentista en su anclaje alegórico. La épica meditativa del paisaje es un misticismo del lejano paraíso perdido, con el sentimiento del desgarro que atravesará a los hombres y mujeres del exilio, y su amor entre dos tierras. El poeta fantasma de la Generación del 27, amigo de Luis Buñuel, de Miguel Hernández, de Pablo Neruda, Jorge Guillén y Rafael Cansinos-Assens, Rafael Alberti y Federico García Lorca en los días rutilantes en España, y de Juan Rejano, Manuel Altolaguirre y Concha Méndez en México, buscará al escribir su propia luz armada desde una soledad que lo arrastra al pasado.
No eran molinos. Clásicos de la literatura española
Primavera en Eaton Hastings, de Pedro Garfias
01/12/2023
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