Hoy recorreremos con Pere Gimferrer los canales de fuego en la luz de Venecia, con palacios latentes de caudales profundos en la noche esmeralda que cambió la ruta de la poesía española. Así, en 1966, con la publicación de Arde el mar en la editorial El Bardo, un nuevo color, con esa nueva música enjoyada por un culturalismo que enlazaba con el 27, la generación de los novísimos da sus primeros pasos. Arde el mar sigue ardiendo aún en su noche en llamas, noche mía, que niega con su doble la realidad de este poema. Tiene el mar su mecánica como el amor sus símbolos: Arde el mar deslumbra y es el símbolo de una revolución en la poesía española que tendría su escuela, su propio recorrido y su cadencia, para Pere Gimferrer y los poetas novísimos, que ampliaron el campo de batalla de la poesía española sacándola del compromiso social -que dio también poetas altos-, para alcanzar ese otro compromiso del lenguaje, la brillantez formal y las imágenes. La propia cita de Federico García Lorca que encabeza el poema Oda a Venecia ante el mar de los teatros es significativa: Las copas falsas, el veneno y la calavera de los teatros. Pues sí: esas copas falsas -pero no de falsa pedrería- guardarán dentro pócimas prodigiosas, con el dulce veneno visual, el cine de fondo y la pintura, entre orquestas ocultas por caudales de esperanza y recuerdo, vertiéndose en los labios o en la calavera de teatros parlantes que nos hablan desde la eternidad del lenguaje. En Arde el mar asistimos a la creación de un mundo con mareas de incendio: la poesía que deja atrás su propia dictadura.
No eran molinos. Clásicos de la literatura española
Arde el mar, de Pere Gimferrer
24/03/2023
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