Hay un primer momento del modernismo español previo a Rubén Darío, en el que los dos nombres son Salvador Rueda y Manuel Reina. Vivimos todavía el cruce de caminos entre el refinamiento artificial del lenguaje y un cierto pesimismo decadentista que llega, curiosamente, vía París, a través de Rubén Darío. Es una especie de prehistoria de la modernidad, si tenemos en cuenta todo lo que el modernismo desencadenará en la poesía española. Es cierto que será una moda pasajera que habrá que abandonar pronto para sobrevivir: lo hará Juan Ramón Jiménez, como Manuel Machado; porque quien se empeñe en esa militancia se condena al anacronismo fulgurante. Sin embargo, habrá sido necesario atravesar ese estallido inicial para llegar a la gran poesía del siglo veinte, al Juan Ramón Jiménez posterior y a todo el 27. Pues bien, ese estallido es Salvador Rueda: poeta autodidacta, escritor, dramaturgo, gran embajador de nuestra literatura en América, donde viajaría cuando aún no se viajaba tanto, siendo celebrado como patriarca de la poesía española, que era también decir toda la unión en marcha de un idioma. Sería un soberano con un reinado breve, porque luego Rubén lo inunda todo. Pero qué habría sido de nuestra poesía sin la revolución del modernismo, y que habría sido del modernismo sin los viajes y sin la pasión de Salvador Rueda.
No eran molinos. Clásicos de la literatura española
Poesías completas, de Salvador Rueda
03/05/2024
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