Ubicada en el frío noreste del país, la provincia de Liaoning preserva el recuerdo de la última dinastía feudal china. El imperio Qing, que sucedió al Ming y duró hasta la instauración de la república en 1912, tuvo su origen aquí, en las estribaciones de Manchuria, histórica región que termina en las aguas del mar Amarillo. Nuestro recorrido parte de Shenyang, capital de Liaoning, donde la comunicadora Ángela Qi (Zihan Qi) guía nuestros pasos a partir de la bulliciosa plaza Zhongshan y la peatonal calle Taiyuan. Dos residentes –Amanda García y su marido, Sun Xiao Hang– nos invitan a descubrir el gigantesco parque Bei Ling, donde se ubica el mausoleo Zhaoling, donde reposan los restos de los primeros emperadores Qing. Antes de abandonar Shenyang nos acercamos a las orillas del majestuoso río Hun, a la colina Qipanshan y al paraje de Guaipo, cuya principal atracción es la desconcertante Pendiente Extraña, donde la ley de la gravedad parece funcionar al revés. La ruta continúa hacia el sureste para conocer, en la margen derecha del río que hace frontera entre China y Corea del Norte, la ciudad de Dandong. El responsable de comunicación de la Oficina Nacional de Turismo de China, Valentín Cao (Yuan Cao), recomienda visitar el Puente de la Amistad Sinocoreana; el paralelo puente antiguo, semiderruido en la guerra; el parque de la montaña Jingjiang; y la muralla Hushan, uno de los extremos de la Gran Muralla China. Nuestro periplo concluye al borde del mar en Dalian, ciudad que conserva algunas huellas rusas y japonesas en un desarrollo urbano cuyos máximos exponentes son las plazas de Zhongshan y Xinghai. La directora de proyectos del Centro Cultural de China, Shihua He, nos ayuda a describir esta gran localidad y la cercana población vacacional de Jinshi Tan. Además, el viajero Daniel Vinuesa, autor del blog ViajesParaTorpes.com, propone una ruta por el costado más natural y playero de Dalian.
Nómadas
Liaoning, ecos de un imperio
28/12/2024
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