La isla de Cuba está presente en la historia y el urbanismo de este animado pueblo de la Costa Brava. La hoy turística Lloret de Mar fue, en siglos pasados, tierra de marinos y emigrantes. Muchos jóvenes lloretenses se embarcaron en la aventura americana en busca de fortuna. Quienes la lograron invirtieron sus ganancias en lujosas residencias. Algunas de esas casas de indianos, como Can Font, han llegado a nuestros días como testigos de una época de prosperidad en la que se acometieron grandes obras; por ejemplo, la reforma de la iglesia de Sant Romà o la construcción del gran santuario de Sant Pere del Bosc, encargada por uno de los grandes benefactores de la villa, Nicolau Font. Otro hijo de Lloret, Constante Ribalaigua, ha pasado a la historia como reinventor del daiquiri, cóctel popularizado por Ernest Hemingway, que fue cliente habitual de su bar en La Habana: el mítico Floridita. Recordamos su figura y legado con el escritor y periodista Ramon Vilaró, autor del documental ‘Constante y el Floridita de Hemingway’. Con él visitamos algunos de los rincones más especiales de este municipio gerundense, desde los jardines de Santa Clotilde o Cala Banys hasta Can Saragossa o el concurrido paseo de Jacint Verdaguer. Otras visitas imprescindibles, como el Museo del Mar o el cementerio modernista, las hacemos en compañía del archivero municipal Joaquim Daban, la guía Gemma Calveras y la historiadora del arte Marina García i Carbonell. Además Cristina Rebled, de la oficina local de turismo, nos invita a descubrir las variopintas playas que se asoman a los 9 kilómetros de su agreste litoral.
Nómadas
Lloret de Mar, Mediterráneo con sabor a Caribe
18/06/2022
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