Aunque la leyenda asegura que fue diseñada por ángeles (y de hecho también se la conoce como Angelópolis), la capital del estado mexicano de Puebla fue construida por manos muy humanas. La fundaron hace casi cinco siglos en una de las rutas comerciales más importantes de la Nueva España: la que unía el puerto de Veracruz con la ciudad de México. Un paseo por sus calles, que conforman una cuadrícula perfecta en torno a la plaza del Zócalo, revela el excelente muestrario de arquitectura virreinal que es Puebla; una colección de edificios religiosos barrocos decorados con la valiosa cerámica local. Nuestra particular ruta de descubrimiento concluirá en la elevada zona de los fuertes, desde donde podremos intuir, en la distancia, la poderosa presencia del volcán Popocatepetl.