Aseguran los iraníes que en cualquier casa del país, incluso en la más pobre, encontraremos al menos dos libros: un Corán y las obras de Hafez. El poeta sufí Hafez de Shiraz escribió los versos que todavía hoy, más de seis siglos después de su muerte, siguen emocionando hasta las lágrimas a millones. La ciudad donde nació vivió y murió, ubicada en el suroeste del actual Irán, se enclava en un entorno árido, en las estribaciones de los montes Zagros. El clima es de extremos y no llueve mucho, pero aun así Shiraz mantiene exuberantes jardines llenos de flores y naranjos. El cultivo de la belleza se extiende también a sus joyas arquitectónicas, como las mezquitas Nasir al-Mulk y el mausoleo de Sah Cheragh, que hipnotizan a fieles y visitantes con increíbles juegos de luces. Este centro cultural de la antigua Persia es también punto de partida para descubrir, 70 kilómetros hacia el norte, la milenaria capital ceremonial del imperio aqueménida: Persépolis. Nos acompañan en la ruta las ciudadanas shirazíes Maryan Ehsan y Parvin Ahvan. Contamos también con las voces de la poeta local Shahrzad Mohammadi y el traductor Arbi Isagholian Hadani.
