Para entender el desarrollo, el presente de este municipio colindante con la capital almeriense es necesario buscar el líquido elemento. Ése que, a mediados del siglo pasado, propició la explosión de la agricultura intensiva bajo invernaderos. El descubrimiento de nuevos acuíferos transformó Roquetas de Mar. Las técnicas de cultivo implantadas por el Instituto Nacional de Colonización trajeron consigo un gran aumento poblacional, alojado en los ensanches urbanos ejecutados durante la dictadura. El agua, en su versión salada, también ha sido históricamente una bendición para este rincón de la comarca del Poniente Almeriense. La pesca y el comercio sostuvieron a los primitivos pobladores fenicios, también a los romanos que dejaron su huella en el yacimiento arqueológico de Turaniana. Y, en fechas más recientes, las bondades de sus 16 kilómetros de costa divididos en 9 playas empezaron a atraer mucho turismo, hasta el punto que Roquetas es hoy el destino más demandado de la provincia. Desde su casco antiguo, articulado en torno a la parroquia de Nuestra Señora del Rosario, emprendemos un gran paseo en compañía del jefe de protocolo del ayuntamiento, José Manuel Navarro, miembro del Instituto de Estudios Almerienses. A esta misma institución pertenece el maestro jubilado Ignacio Jiménez, escritor e investigador de la historia de este pueblo a los pies de la sierra de Gádor. A estas voces se suma la del guía oficial Cristian Rando, que muestra lugares tan especiales como el restaurado y rotundo castillo de Santa Ana, ubicado sobre las rocas (o roquetas) que explican el topónimo. Junto a ellas se extiende el puerto, uno de los dos del municipio; el otro, de recreo, lo encontramos en la pedanía de Aguadulce. Allí embarcamos junto al submarinista Óscar García, propietario de la empresa Buceo Aguadulce, para observar el litoral roquetero y sus delfines; pero sobre todo para contemplar en sus fondos el otro prodigio acuático de aquí, la posidonia oceánica. Esther Giménez, profesora de botánica de la Universidad de Almería, nos revela los secretos de esta planta marina que forma grandes praderas, un bosque sumergido repleto de biodiversidad, uno de los más espectaculares y protegidos del Mediterráneo. La otra reserva natural del municipio nos espera en su extremo occidental: con el ambientólogo Moisés Palmero recorremos las playas vírgenes, dunas y marismas del paraje de Punta Entinas-Sabinar.
Nómadas
Roquetas de Mar, prodigios del agua
02/11/2024
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