Ubicada a 25 kilómetros de Santander, a los pies de la sierra del Dobra y conectada con el Cantábrico por el río Saja, Torrelavega luce con orgullo la historia de su particular revolución industrial. Factorías como Sniace o Solvay, sin olvidar La Lechera Montañesa, han marcado el pulso de esta animada ciudad que también sabe disfrutar de la vida. Ya sea tomando los blancos por los bares del centro, degustando sus crujientes polkas o entregándose a la celebración de las fiestas de la Virgen Grande, los torrelaveguenses son expertos buscadores de alegrías. Uno de sus máximos exponentes, muy querido en su tierra, es el coreógrafo, director artístico y presentador Javier Castillo, Poty. Él nos guía por algunos de sus rincones favoritos de Torrelavega, que incluyen la Plaza Mayor y la Baldomero Iglesias; el Bulevar Demetrio Herrero y la calle Consolación. En esta última se ubican establecimientos tan míticos como la Confitería Santos, con Luis Santos al frente de la tercera generación de reposteros. También guarda el recuerdo de la Escuela Superior de Ballet Akamine Smink, donde Poty comenzó su formación como bailarín profesional. Su compañero y gran amigo Orlando Peláez, coreógrafo y autor del libro 'La danza académica en Torrelavega', nos ayuda a entender la insólita vinculación de la ciudad del Besaya con el mundo del ballet. Además, contamos con la también torrelaveguense Marisa Corral, guía de turismo de Cantabria, y con el hostelero Sergio Castillo, hermano de Poty y continuador del negocio familiar, el bar Urbano's. Para redondear esta visita nos asomamos al envoltorio verde del municipio a través de la mirada de Jesús García Díaz, urbanista, naturalista y antiguo director del Centro de Investigación del Medio Ambiente de Cantabria.
Nómadas
Torrelavega, la industria y el paisaje bailan
23/11/2024
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