Aunque la aridez sea el rasgo dominante en buena parte de su territorio, el segundo estado más extenso de México es de todo menos monótono. Lo exploramos desde su capital, la ciudad de Hermosillo. La periodista y documentalista Paty Godoy nos muestra rincones tan especiales como la Plaza Zaragoza o el Boulevard Miguel Hidalgo, espacios donde los árboles ayudan a sobrellevar el calor cotidiano de esta Ciudad del Sol. El espectáculo se enciende al anochecer, un ocaso rojo sangre que se disfruta intensamente desde el mirador del Cerro de la Campana. Otra opción es recorrer los cien kilómetros que separan Hermosillo de su playa, en la localidad de Bahía de Kino, en cuyas inmediaciones descubrimos un bosque de imponentes sahuaros y una playa con dunas, San Nicolás, donde es posible practicar el sandboarding. Los parajes más desolados y hechizantes nos esperan en la Reserva de la Biosfera El Pinacate y Gran Desierto de Altar, una gran extensión –fronteriza con Arizona– donde contemplamos inmensos cráteres y extrañas formaciones como sus dunas en forma de estrella. La secretaria de turismo del estado, Célida López Cárdenas, nos acompaña también en la ruta junto con Grecia Romo, Adriana Villa y Julián Navarro, responsables de distintas áreas del organismo. Buscamos el verde junto a los ríos Sonora y Yaqui, a cuyas orillas encontramos localidades de visita muy recomendable. Además buceamos en el pasado en las áreas arqueológicas del Cero Trincheras y La Proveedora antes de acercarnos a uno de los destinos más importantes de la región, San Carlos, una población playera dotada de excelentes vistas oceánicas. No pueden faltar en nuestro camino los dos pueblos mágicos con que cuenta el estado. En Magdalena de Kino nos recibe su director de cultura y turismo, René Rivera; en Álamos salimos de excursión con Cecilia Osuna, turoperadora de la empresa Álamos Outdoors.
Nómadas
Sonora, un desierto lleno de vida
30/04/2022
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