Nunca es tarde   "Federico en su balcón" 21/11/2012 11:34

"Federico en su balcón", que acaba de aparecer de manera póstuma, es la novela que el escritor y maestro - porque no solo escribía con magisterio sino que enseñaba- Carlos Fuentes planeaba presentar en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, que se inaugura este fin de semana en México. No puso ser. 

Carlos Fuentes, que hubiera cumplido 84 años el 11 de noviembre, tristemente fallecía el 15 de mayo de este año para consternación de todos por lo inesperado de su desaparición.

Y en este mes se suceden, en su México querido, los homenajes. En la Universidad de México, el pasado día 11 se celebró de manera especial su 84 cumpleaños, luego en La Feria Internacional del Libro Infantil y Juvenil, que acaba de cerrarse, se regalaba a los asistentes ediciones de sus libros mas conocidos; y ahora durante la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, que abre sus puertas el 23 de noviembre, es decir, pasado mañana, se realizará un gran homenaje repasando su legado intelectual, literario y artístico durante 5 días.

Si, todos hubiéramos preferido contar con él, que el propio Carlos Fuentes presentara la novela, ya póstuma, que acaba de aparecer "Federico en su balcón", y oírle una vez mas hablando de literatura, su pasión, de los libros, de, por ejemplo, algo que el consideraba fundamental: el "incipit" de los libros.

Y como para él era tan importante el comienzo de un libro, hagamos lo mismo. Cuál es el inicio de ¿Federico en su balcón¿, la novela póstuma, que publica Alfaguara en estos días. Pues arranca con esta frase: "Lo conocí por casualidad...". ¿A quién? te dirás, pues déjame que lea un poco del primer capitulo, voy a enlazar el inicio con el final de ese primer capitulo, que es magistral:

"Lo conocí por casualidad. Era una noche más que caliente, pegajosa, enojosa, inquieta. Una de esas noches que no alivian el calor del día, sino que lo aumentan. 

Salí de mi cuarto sin ventilación, esperando que el balcón me acordase un mínimo de frescura...

Salí y me distraje.

Y es que en el balcón de al lado, un hombre se apoyaba en el barandal y miraba intensamente a la gran avenida, despoblada a esta hora.

Él me miró desde su balcón. Medio metro entre el suyo y el mío. Me miró como se puede mirar a un extraño. Descubriendo, de súbito, a un reconocido. Sus ojos me dijeron que si no me conocía, reconocía en mí una identidad olvidada.

¿Dónde había visto antes a este hombre?

¿Por qué me parecía tan familiar este desconocido?, ¿tan reconocible, por lo visto, como yo a él?

- ¿Ya leíste la prensa?- me preguntó de repente.

- No - le contesté un poco sorprendido por el tuteo más que por la pregunta misma.

- Aaron Azar - dijo entonces, como si recordarse lo previsible.

- ¿Qué?- exclamé o pregunté, no sé.

- ¿Lo mataron?, ¿logró huir?, ¿está escondido?, ¿lo escondieron?- las preguntas de mi vecino se disparaban como balas. 

- No sé... - fue mi débil excusa.

- Por lo menos, ¿sabes si Dios ha muerto? - concluyó antes de retirarse del balcón - ¿qué sabes?

- Nada. ¿Cómo te llamas?

- Federico. Federico Nietzsche-"

Este primer capítulo, es paradigma de las palabras de Carlos Fuentes que oíamos: fundamental para entender lo que viene una larga conversación entre Carlos Fuentes y Federico Nietzsche. Lo que comienza como un inocente y casual diálogo se va a convertir en un descenso a los infiernos al mejor estilo de la "Divina comedia", viajaremos desde este balcón a través de conversaciones circulares que reflejan con intención decadencia moral y trágicos personajes. De uno de ellos ya sabemos su nombre: Aaron Azar, un excéntrico abogado que alienta la revolución y que es acusado de haber mandado fusilar a su hermano. A él le siguen otros personajes, marcados con el sello Carlos Fuentes: Gala, la bella mujer atormentada por no haber heredado la belleza de su madre; Lilly, otro personaje con reminiscencias bíblicas; Leonardo y Dante, dos hermanos que no se ponen de acuerdo acerca de qué hacer con su padre moribundo o Elisa, su historia es la mas tremenda, víctima de malos tratos y violaciones, que busca en Don Niche una respuesta porque este es un libro de acertijos filosóficos para Don Niche. El diálogo es un puro disparo con bala de preguntas y preguntas. No es casualidad, es que para Carlos Fuentes, es rasgo de toda buena literatura.

Pues, "Federico en su balcón" es muestra de ello. Carlos Fuentes nos interroga, ya lo creo, y pone el interrogante en temas como las traiciones sanguíneas, la decadencia moral, el abuso de poder y sobretodo la familia, cuestión de sangre o de interés. Una vuelta a ese espacio de relaciones que parecía obsesionar a Fuentes en sus últimos libros. Aquí, Carlos Fuentes legitima a Federico Nietzsche en su balcón ficticio, y en concreto una idea del filósofo alemán. No existen los hechos, solo interpretaciones, ¿y acaso eso no es lo que hace la gran literatura?, ¿ofrecernos solo interpretaciones?, y eso hacen los personajes Gala, Leonardo, Dante o Elisa. En este mosaico descarnado, barroco, tremendamente sexual, todo un viaje de lo racional a lo onírico, que no parece obedecer a un plan sino a un misterio, el del escritor creando y que nos devuelve a Carlos Fuentes.

Y precisamente cuando se cumple medio siglo del 'boom latinoamericano', se muere Carlos Fuentes, es un hecho.

El 'boom' fue una fase y como todas las fases, tuvo su Tiempo en mayúsculas. La muerte de Carlos Fuentes es una perdida, pero su recuerdo, y su legado a partir de ahora servirá para apoyar el futuro del desarrollo de la lengua española gracias a la creación, el pasado mes de julio, de el 'Premio Internacional Carlos Fuentes a la creación literaria en idioma español', que se hará publico cada año el día del cumpleaños de Carlos Fuentes, el 11 de noviembre. Un premio que aspira a convertirse en uno de los más importantes en lengua española y no solo por su dotación económica (250.000 dólares), sino por su intención y la interpretación que se haga de él.

Y ¿quién ha recibido el primer premio? No podía ser otro: Vargas Llosa, quien al saberlo, "agradecía"- palabras textuales- "haber compartido con Fuentes esa experiencia maravillosa llamada 'boom'". Hoy mismo recogía el galardón de manos del Presidente Mexicano Felipe Calderón.

En fin, solo nos queda hacer una cosa más, escuchar al propio Carlos Fuentes leyendo.

Es la mejor manera de recordarle, haciendo lo que mas le gustaba, además de escribir, leer para todos.

Busquen su novela póstuma "Federico en su balcón" de Carlos Fuentes, en Alfaguara y disfrutaran del placer de leer a un clásico y a un maestro.

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