"Atapuercos, de la tablet a la caverna" es el nombre de un proyecto del colegio bilbaíno Trueba de Artxanda merced al cual 50 niños y niñas de 12 años, de Primero de ESO, van a pasar un día y una noche en una cueva de Alzola, en Dima, para saber cómo vivía el hombre prehistórico. No es una excursión sino una experiencia pedagógica en la que van a combinar herramientas del siglo XXI y del Neolítico: smartphones, tablets, GPS, LEDS, junto a cuchillos de sílex, palos, fuego o barro. También deben rodar una película, crear un relato de terror para leerlo durante la noche en la cueva, componer una banda sonora para ambientar la experiencia y redactar un resumen para compartirlo con los compañeros de otros cursos. Las conclusiones de esta vivencia las enviarán a la Fundación Atapuerca de Burgos. Mar Carrero, directora pedagógica del centro, e Iñaki Zulueta, coordinador del proyecto, explican las características de esta idea, con la que también esperan que los alumnos aprendan a aumentar su "resistencia a la frustración".