En 2010 Ana María Matute recibió el galardón más importante de nuestras letras: el Premio Cervantes.
A la escritora catalana le hizo especial ilusión obtener un premio que parecía no llegar.
Su discurso de aceptación ha sido uno de los más emotivos de todos los pronunciados por los ganadores. La imaginación y la invención vertebraron una oratoria que conmovió a los asistentes así como la infancia que siempre ha estado muy presente en las creaciones de la escritora.
En esta ceremonia también hubo sitio para esta etapa de la vida que ha sido fundamental en novelas como Pequeño teatro o Paraíso inhabitado pero este discurso fue más allá. Recordó momentos amargos que la autora ha vivido y que también han tenido eco en sus escritos pero fue sobre todo una oda a la literatura, a nuestra literatura.