Carlos Fuentes fue un ciudadano del mundo. Vivió en Uruguay, Argentina, Brasil, Estados Unidos, Gran Bretaña...y muchos otros lugares, aunque tomó la decisión de ser mexicano, como lo era su familia.
Defensor del idioma español a ultranza, de la lengua de Cervantes, el territorio de La Mancha, como él lo llamaba, "el más grande país del mundo", se hizo escritor en la veintena, mientras estudiaba Derecho.
Su carrera diplomática le permitió conocer a la clase política y a la alta sociedad pero en sus novelas trató las realidades que vivía Latinoamérica. La región más transparente, Aura o La cabeza de la hidra son solo algunas de sus obras que le han hecho merecedor de premios tan prestigiosos como el Príncipe de Asturias o el Cervantes en 1987.