El voyeur se ha exiliado en la escritura de Clara Obligado y su libro, 'Todo lo que crece'
Esta semana el voyeur se ha exiliado en la escritura de Clara Obligado y su libro, 'Todo lo que crece' publicado por Páginas de Espuma.
Un libro que circunda entre la añoranza y la pertenencia, que deambula por las zonas más salvajes y circula entre tiempos diferentes y nos apela a la mirada más virgen, la que perdimos cuando cruzamos la línea hacia la madurez.
Una maravillosa reflexión poética.
Un mundo de sentidos
Los sentidos ardientes de los niños, esa mirada obsesiva que descubre nervaduras, patitas, aromas. Antes de que nazcan las palabras están el tacto, el olfato, el oído. Polvo en las alas de las mariposas, antenas que se expanden, la mirada perversa de un saltamontes, cae en tirabuzón la hoja de un eucaliptus. En el tronco enrollado trasiegan las historias infinitas de los insectos. Olor a verano.
Recordamos antes de poder nombrar, hay un mundo de sentidos anterior a las palabras, a la razón, al tiempo, volvemos a él, soñamos con recuperarlo. Un jardín anterior al tiempo, un Edén donde se protege la nostalgia, y a él recurrimos cuando estamos perdidos.
«Entremos más adentro en la espesura». En ese verdor original nos fusionamos con todo lo que crece, somos parte del cosmos. «Parte de», no individuos presuntuosos que se enfrentan solitarios.
Libro: Todo lo que crece
Autora: Clara Obligado
Editorial: Páginas de Espuma
Voz: Berta Tapia
Música: Lisi Búa
Vídeo: Ainara Pardal