La reforma de la Ley de Educación ha llegado hoy al Congreso para su debate. Es la octava reforma educativa de la democracia, ¿por qué son tantas? Se lo preguntamos en Parlamento al Catedrático de Historia Contemporánea de la Universidad de Zaragoza y profesor en Viena, Julián Casanova.
Para responder a la pregunta señala que hay que tener en cuenta tres cuestiones. La primera, la transición. Afirma que la educación no se tomó en serio durante la transición y no se trabajó por llegar a un acuerdo a largo plazo. La segunda, los recuerdos del pasado y el peso de la enseñanza religiosa que llevó al modelo de escuelas concertadas. En nuestro país son muchas las escuelas de este tipo. Señala Casanova que el Gobierno debía de haber hecho una apuesta mucho mayor por la pública durante la transición. Y la tercera, el poco compromiso de los políticos y de la sociedad civil para llegar a un pacto por la educación a largo plazo. Además, se suma a ello el retraso de tres décadas con respecto a las democracias de otros países que facilitan que su modelo educativo, a pesar de los debates sobre él, sean más claros que en España.
Precisamente ese en nuestro país, señala Casanova, se ha ideologizado. "Los partidos políticos no han hecho batalla por el conocimiento sino por el control de la enseñanza", afirma el catedrático, "Se ha promovido muy poco la enseñanza crítica". Ahora mismo "no hay una clara apuesta por el conocimiento" y compara la educación con el fútbol. Dice que tener un equipo conocido mundialmente es motivo de orgullo pero no lo es tener una universidad de calidad.
En referencia a la supresión del castellano como lengua vehicular que contiene la enmienda firmada con ERC, afirma que la población no es consciente de los beneficios que da la pluralidad y diversidad que se estableció con las autonomías y el resto de lenguas, aunque señala que habría que proteger al castellano igual que a estas.