Con 19 años, el estonio Markus Villig, recién graduado en el instituto de ciencias de Tartu, montó su propio negocio: quería hacer algo innovador en el sector del taxi y sus padres le dejaron los 3.000 euros que necesitaba para poner en marcha su idea. Se estaba convirtiendo en la persona más joven de toda Europa y una de las más jóvenes del mundo en engendrar un unicornio. Han pasado 8 años y su unicornio -que bautizó como Taxify- ahora se llama Bolt, vale más de 2.000 millones de euros, tiene 2.000 empleados y cabalga por 40 países y unas 200 ciudades de todo el mundo.
El suyo no es un caso aislado. Estonia es el número 1 mundial en el ranking de número de unicornios por habitante. Unicornios modernos que trasiegan y engordan rápidamente impulsados por lo digital y la economía on line. Casi un viaje al futuro y en la nube por e-Estonia, el país más digitalizado del planeta y-dicen- la sociedad digital más avanzada del mundo.