La música tiene el poder de alterar nuestros sentidos, tanto para excitarlos como para calmarlos. Por ello, y dado que la nocturnidad invita a la relajación, aprovecharemos para conocer obras absolutamente deliciosas y, en muchas ocasiones, desconocidas, con un único fin: acompañarles durante un cómodo viaje de una hora hasta el etéreo mundo de los sueños.
La música tiene el poder de alterar nuestros sentidos, tanto para excitarlos como para calmarlos. Por ello, y dado que la nocturnidad invita a la relajación, aprovecharemos para conocer obras absolutamente deliciosas y, en muchas ocasiones, desconocidas, con un único fin: acompañarles durante un cómodo viaje de una hora hasta el etéreo mundo de los sueños.